Antonio Fernández, más conocido como "El Bigotes" es el fundador del Club Boxeo Sevillano, que desde 1988 enseña a todos sus socios el arte del pugilismo, y en muchos casos el arte de la vida. Si por algo es conocido este Club, y su creador, es por ser un lugar en común para todos los amantes de este deporte. Un lugar donde olvidar los problemas, a fin de cuentas una vía de escape. La enorme labor social y deportiva que, junto con sus hijos, desempeña este hombre lo convierte en un grande, una persona de las que da gusto conocer y charlar con él y que más que nadie sabe lo duro que es sacar adelante un club de un deporte a menudo perseguido.
Fruto de una charla con Antonio, en Escenario Deportivo Sevilla publicamos esta entrevista que esperemos disfruten y compartan, y de nuestra parte mandamos todo el apoyo del mundo a proyectos como este y en general a los deportes minoritarios, sobre todo a aquellos que día a día tratan de asomar la cabeza en nuestra ciudad.
(Entrevista)
Usted es la cara conocida del
club, pero hay mucha más gente trabajando para sacar el gimnasio adelante, ¿no
es así?
Hombre claro, yo tengo dos hijos
que los dos han sido boxeadores, los dos profesionales. Uno ya con 17 años era
campeón de España y después pasó al campo profesional (Domingo Fernández "Domi"). Y el otro, el pequeño
que era un peso medio, tenía 60 y tantas
peleas y llegó a ser subcampeón intercontinental de boxeo internacional (Marcos Fdez, "Marquitos"). Esos
son los dos que están conmigo, cada uno tiene un gimnasio pero somos del mismo
club.
Cuénteme, ¿por qué decidió montar
este club? ¿con qué expectativas?
Monté el club porque tuve unos
impagos, yo tenía fundición y me dio un palo la Expo 92’ y cogí una depresión.
Entonces qué es lo que pasa, que entre psicólogo, que si psiquiatra que si
pitos y flautas, ‘empastillao’…dije no. La depresión me la quito yo, solo…Y me
llevé un año dándole de comer a los pájaros y pensando, todos los días.
Entonces fui al polideportivo Rochelambert y hablé con el director, le dije las
pretensiones mías y me lo facilitó. Y hasta hoy, hoy tenemos ya cuatro gimnasios.
Lo que ha hecho popular (ha
aparecido muchas veces en TV) a sus
gimnasios es el hecho de que la mayoría se encuentran en barrios digamos
marginales, con muchos problemas sociales, siendo su club una alternativa a la
vida en la calle. ¿Esperaba al principio tener tan buena acogida y que fueran
tantas las personas que acudieran a usted para que les ayudara?
Al principio no, pero como los
primeros que se apuntaron fueron chavales con problemas pues yo me volqué tanto
con ellos como con los que venían de buenas familias. Para mí son todos
iguales, que pasa, que en Sevilla me respeta todo el mundo, porque sin
distinción ninguna le doy vidilla a todo el que viene.
¿Hasta qué punto piensa usted que
el deporte, en este caso el boxeo, puede motivar a una persona a seguir
adelante y olvidar sus problemas?
Primeramente, el boxeo es duro.
Tú coges confianza hacia tu entrenador. Tu entrenador no te va a engañar nunca,
entonces ellos ven que tu lo único que quieres es que tu cambies de vida. Te hagas
deportista. Y los fracasos son para uno y las ventajas son para el deportista.
¿Alguna vez ha escuchado
comentarios como “Lo que nos faltaba, que les enseñen a pegar”? ¿Qué opina al
respecto?
La gente está equivocada total.
Hoy si se enseña a un tío a pegar, dentro de un mes está el tío tan motivado y
con la cabeza tan limpia para decir no te voy a pegar. Uno de mis hijos, el más
chico, era hiperactivo. Peleas todos los días, se metió en el boxeo y hace 20
años que no ha tenido una pelea ni la va a tener. ¿Por qué? Porque se ven
fuertes, se ven seguros y no necesitan pelearse. Es mejor enseñarlos a pegar
porque con la confianza que cogen te respetan. Pero si se ven ya que das la
vuelta a toda provocación y ya lo confundes con miedo peor para ellos.
El lema de su club es “Una hostia
a tiempo hace milagros”. ¿Es esa la clave de que el boxeo haya sido siempre un deporte
de villanos practicado por caballeros?
Eso es una frase que hace muchos
años que yo la tengo, como “no hay derrota en el corazón del que lucha”. Y eso
va seguido, una hostia a tiempo hace milagros, de un buen polvo hace
maravillas. Son frases mías. La verdad es que hay veces que por las buenas no
se consigue nada y hay que darle una hostia para que entre en razones. Vas por
la calle, te provocan, si vuelves la espalda te viene el abuso. Si le pegas una
ostia bien ‘dá’, los demás no se meten porque han visto que sabes darla.
Si ya es difícil controlar a los
jóvenes para que respeten al rival encima del ring, ¿cómo lograr que ese
respeto vaya más allá, a la vida diaria?
Esa es una de las bases del
boxeador, respetar al contrario, no pegarle fuera de tiempo, etc. Se enfrentan
dos boxeadores, preparados y en igualdad de condiciones. Están preparados
también para la calle porque se ven fuertes y el 99% no abusan de sus
facultades. El tontito, que hay tontitos, que se apunta un mes al boxeo sale perdiendo
porque el boxeo se aprende con los años, sabe pegar mal y lo más fácil es que
le peguen. Luego van diciendo “es que le he pegado a un boxeador”, no, eso no
es un boxeador, eso es un capullo. Porque el boxeo se aprende con el tiempo.
Le he escuchado decir que todos
sus chicos son como sus hijos, ¿se preocupa de lo que hacen cuando salen de su
gimnasio? ¿O simplemente (que no es poco) intenta que pasen el mayor tiempo
posible en el gimnasio e inculcarle valores una vez estén con usted?
Me preocupo de todo porque a mí
me cuentan todo. Yo les doy a ellos consejos como si fueran mis hijos. Porque
si un tío viene a entrenar, te da toda su confianza y ahora a lo mejor tiene un
problema que no lo puede resolver con su familia porque a lo mejor no tiene
confianza, o con los amigos porque no tienen la suficiente capacidad entonces
me lo cuentan a mí. Y entonces yo le doy el consejo que yo creo que es lo
mejor.
Un gimnasio de boxeo da cabida a
mucha gente distinta, gente que solo quiere hacer ejercicio, aprender a boxear,
perder kilos…pero me imagino que para un entrenador será bonito tener a algún
campeón en sus filas. ¿Tiene usted a día de hoy a alguien en quien confíe para
llegar lejos?
Si los tenemos, porque si nos
juntamos el club nuestro…de 11 campeones que hay en Andalucía, el año pasado
teníamos 7 (además de medallistas en los Campeonatos de España). Y la base es que el entrenador de Tiro de Línea y el de Gines han
sido campeones, entonces ya tienen un ídolo que seguir.
¿Estamos hablando de campeones
amateurs o profesionales?
Profesionales todavía no porque
para llegar ahí hay que tener una carrera muy limpia y bonita de amateur,
aparte de que hay que firmar con empresas de Madrid y es donde está el dinero. Aquí
lo que pasa es que los gobiernos se preocupan más del mangante que del
deportista. Mientras que en Cuba, y yo no soy comunista, el boxeo es un deporte
como los demás. Pero aquí el boxeo parece que es extraterrestre. Entonces nos
encontramos trabas por todos sitios. Que no sé que ven los políticos, y los
vividores que hay con los políticos, que parece que el boxeo es un monstruo. El
boxeo es una fábrica de quitar tíos de la calle y quitar a tíos de muchos
vicios.
¿A qué cree que se deben tantas
trabas? ¿Por qué hay esa especie de veto al boxeo, que antiguamente era un
deporte que se seguía tanto como el fútbol?
Te voy a comentar una cosa. Lo
mismo que te he dicho que no soy comunista ni lo seré, lo mismo te digo que no
soy franquista ni lo seré. En el tiempo de Franco se respetaba todo. Y el boxeo
era un deporte más. Si había tíos que valían tiraban para arriba. Las
Televisiones en aquella época no estaban politizadas. Estamos hablando de un
deporte olímpico, nosotros hacemos más bien que mal.
Al morir Franco cambió todo, ¿o
cómo explica esta falta de respeto hacia el boxeo?
Cuando entró el socialista señor
Solana en el Ministerio, el hermano fue dirigente de la RTVE (a dedo). Lo
primero que hizo fue vetar al boxeo y a los toros. Pero como no tuvieron
cojones para acabar con los toros fueron a por el boxeo. Y estamos hablando de
un país de libertades, un país libre que ellos predican. ‘Un mojón pa tos ellos’, y esto lo digo aquí y lo digo delante de
un juez. El boxeo no tiene nada que ver con el franquismo, pero llegó el hermano
del famosísimo señor Solana y le dio al boxeo. ¿El boxeo por qué? ¿Porque no te
gusta el boxeo, o porque has tenido un problema con un boxeador? Espero que no.
Con la llegada de Marca TV y
ahora el traslado del boxeo a Intereconomía parece que se ha vuelto un poco a
la televisión, aunque insuficiente.
En las televisiones no entro. Lo
que sí se demostró es que ha habido audiencias enormes cuando ha habido
campeonatos.
Pasando a otro tema antes
mencionado, ¿alguna vez ha usado sus “conocimientos pugilísticos” más allá de
las puertas del gimnasio?
De chaval yo me he peleado hasta
con las estatuas. Pero yo me metí en el equipo de boxeo del Real Betis, aunque
yo soy sevillista. El Betis tenía un equipo, el único que había. Cuando yo
entré ya en el boxeo, y me pegaba todo el barrio antes, cuando yo llevaba tres
meses, lo siento voy a decir la verdad, fui en busca del matón del barrio y le
di una paliza delante de todo el mundo y ya a raíz de ahí no me he vuelto a
pelear más, pero puse las cosas en su sitio.
Para terminar, usted que ya es
veterano en esto, ¿cuál sería su boxeador favorito extranjero y cuál español?
Mi ídolo ha sido Cassius Clay, más conocido como Muhammad Ali. Y
aquí en España hemos tenido a Castillejo, hemos tenido al Poli…que el Poli
dicen que…no, el Poli es una gran persona. Lo que pasa es que ganó mucho
dinero, tuvo malas compañías y se casó con quien no tenía que casarse que le
metió en todos los vicios. Yo lo conozco personalmente y mi hijo estuvo en el
equipo del Poli. Y el Poli lloraba viendo El Rey León, fíjate si es
sentimental. La fortuna la quemó de una forma que no es lo que habla la gente.
El Poli cuando ve una cámara se vuelve loco, porque no tiene un pavo y se
vuelve loco por llamar la atención. Pero es una de las mejores personas que yo
he visto en mi vida.
Fotos: Facebook Antonio El Bigotes
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