Llegamos a Canal Sur para
entrevistarnos con Antonio Alvárez, exjugador y exentrenador del
Sevilla Fútbol Club. En su haber tiene unos 500 partidos
oficiales, de los cuales 350 los jugó defendiendo
la camiseta del Sevilla. Fue convocado con la Selección aunque no
debutó y, como entrenador, ha ganado dos Copas de la UEFA, una
Supercopa de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España,
siendo segundo entrenador de Juande Ramos y una Copa del Rey como
entrenador del Sevilla.
Aprovechando su colaboración con Canal
Sur Radio nos cita para charlar antes del partido de Europa League
que enfrenta al Sevilla y al Estoril. Alto, en forma y simpático,
nos habla de sus experiencias en el mundo del fútbol.
Pregunta: Tu caso es atípico
ya que vivías en Alemania antes de probar suerte en el Sevilla.
¿Cómo te ficharon?
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Antonio Álvarez en rueda de prensa (foto: Marca) |
¿Siempre jugaste en la posición de libre?
No. Yo vine como centrocampista, vosotros sois muy jóvenes y ya los
números no van con las posiciones, pero yo jugaba en la posición de
diez. Yo era zurdo y era normalmente el encargado de hacer jugar al
equipo. Quizás fuera algo lento y Santos Bedoya me colocó de líbero
en el Sevilla Atlético, donde empecé a destacar, y conseguí subir
al primer equipo.
Viendo tus inicios y los de otros futbolistas de la época, como
Butragueño, ¿es posible que en la actualidad llegue a la élite
alguien como tú lo hiciste, jugando por diversión?
Yo creo que
ahora es un poco más complicado entre comillas porque ya existen
muchas escuelas de fútbol, muchos equipos, y están todos los
jugadores más que vistos. Cualquier niño que destaque es contactado
por Betis o Sevilla, que son los que acaparan más jugadores.
No hay cabida para el romanticismo.
Suena a eso, a
una historia romántica de otro tiempo. Aunque todavía hay casos,
por ejemplo Antoñito, que jugó en el Sevilla jugaba en regional con
veintiún años. Beñat también es similar. No se le puede decir a
los chavales que si con quince o dieciséis años no están en un
equipo importante no vas a llegar, ya que en el fútbol, los
jugadores pueden evolucionar mucho de un año para otro, aunque lo
normal es que ya esté en un equipo filial.
Volviendo a tu etapa como jugador, ¿cómo han cambiado los hábitos
de los futbolistas, su alimentación, los entrenamientos?
Puff, ha
cambiado todo muchísimo. Todo el tema de la preparación física se
estudia día a día y lo que hace treinta o cuarenta años era lo
mejor ahora resulta que lo es contraproducente. Nosotros entrenábamos
con Roque Olsen, que era el preparador del equipo, y teníamos que
cargas con sacos de quince kilos en los hombros y teníamos que
correr, saltar vallas y subir gradas con los sacos a cuestas. Los
estiramientos eran todos con rebote, que ahora está contraindicado.
En la alimentación nosotros no estábamos tan controlados, no salía
a la luz pública tantas cosas como ahora, nosotros comíamos lo que
comía cualquiera en su casa. El día del partido comíamos
normalmente sopa, pescado, carne, alguna vez arroz. Hoy día el
pescado y la carne la comen alguna vez, pero fundamentalmente es
arroz y pasta. Han cambiado los entrenamientos, las relaciones con la
prensa; antes había tres medios y ahora hay treinta o cuarenta. Ha
cambiado todo.
¿Había jugadores que fumaban?
Sí, sí. Hoy
día habrá alguno que también, seguro, pero la difusión que había
sobre el tabaco no es como ahora. Te decían que no era bueno pero no
estaba tan estudiado, no se sabía. Hoy en día se sabe lo
perjudicial que es el tabaco para el deporte.
La posición en la que tú jugabas, quitando categorías inferiores,
ya no la suelen utilizar los entrenadores, ¿qué piensas al
respecto?
Bueno, todavía
se sigue manteniendo un poco, aunque ahora se habla mucho de sistemas
de juego: que si 4-4-2, que sí 4-2-3-1... Hay una posición, que se
asemeja a lo que era el libre, es el que está por delante de la
defensa, que está para cubrir los huecos que deja el equipo,
realizar ayudas, Busquets es un buen ejemplo. Quién sabe si dentro
de unos años no vuelven las defensas con libre, el fútbol siempre
está evolucionando, al principio se jugaba con cinco delanteros y
tres defensas, todo cambia. Lo importante es buscar que el campo esté
bien ocupado por los once jugadores, siendo el centro del campo,
donde más jugadores se acumulan.
Si tú jugaras ahora, ¿te ves más de central o de mediocentro?
Mis últimos
años en el Granada ya jugábamos con cuatro en línea, no hay
problema. Una vez que tú te acostumbras a jugar en la defensa, te da
igual si son cinco o cuatro.
¿Cuál fue tu mejor momento como jugador?
Yo he tenido
muchos momentos complicados, he tenido que ganarme el puesto día a
día entrenando a tope ya que el entrenador no me quería. Echando la
vista atrás piensas que a lo mejor esos momentos te hacen más
fuerte y con la confianza de sentirte importante en el equipo. Cuando
empiezas es todo ilusión y se suelen cometer errores de colocación
pero con el tiempo el futbolista madura, gana en experiencia, y con
veinticuatro o veinticinco años es cuando el futbolista está
maduro. Yo creo que desde el 81 al 87, que me voy del Sevilla, fueron
mis mejores años, mi plenitud futbolística. Después me fui al
Málaga y luego al Granada, donde me siento muy querido.
Un momento importante fue el de tu convocatoria con la Selección y
tu lesión antes del debut. Se ha hablado mucho de ese día, ¿qué
pasó?
Ya lo he
explicado alguna vez. Yo creo que pude haber sido internacional
antes, pero si no eras de Barcelona, Madrid o Bilbao, era muy difícil
ser convocado. No fue hasta que Miguel Muñoz se hizo cargo de la
Selección, después de pasar por el Sevilla, que me convocaron. Era
un partido contra Islandia en Málaga, siempre nos convocaban en
Madrid y los dos días antes nos íbamos a la sede del partido. Fue
en el último entrenamiento, el del martes por la noche, ya en el
partidito final, que voy a tirar a puerta, me desequilibran y doy con
la punta del pie en el suelo y me doblo el tobillo. Era un esguince
fuerte pero yo pensaba que no iba a ser para tanto. Después de
ducharme se me hinchó, yo ya había jugado antes con lesiones, y esa
noche fue un infierno. Por la mañana tenía el tobillo muy inflamado
pero aún así yo quería jugar y pensaba que con un buen vendaje
podría jugar, yo quería debutar. Yo me había callado, pero cuando
llega el momento del partido y me ve el masajista para vendarme, que
ya me lo había visto la noche antes, me dijo que eso no estaba para
jugar. Yo dije que sí, que jugaba, y cuando salí al campo para
calentar era imposible. No podía correr, al andar me dolía pero
cuando empecé a trotar era un dolor insoportable. Claro, yo no sabía
qué decir, porque lo tenía que haber dicho el día antes, por lo
que al final dije que me había doblado el tobillo calentando. La
pena fue que estaba en la alineación inicial y no pude jugar.
¿No te
volvieron a llamar?
Sí, lo que
pasa es que para ese partido yo era el único líbero, por lo que iba
a jugar. Para el siguiente, que fue en Irlanda, nos convocaron a mí
y a Maceda, y jugó él. Hizo un buen partido y además metió dos
goles. Claro, para el siguiente partido volví a ir convocado pero
jugó Maceda. Él se gano el puesto y el seleccionador creo que pensó
que no le valía la pena llevar dos jugador específicos para esa
posición y decidió llevar a un jugador que se pudiera adaptar, y se
me fue la ocasión. Sin embargo si que jugué con la selección
olímpica y con la selección B. Esos fueron mis periplos con la
selección.
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