martes, 3 de diciembre de 2013

Entrevista a Antonio Álvarez (Parte primera)

Llegamos a Canal Sur para entrevistarnos con Antonio Alvárez, exjugador y exentrenador del Sevilla Fútbol Club. En su haber tiene unos 500 partidos oficiales, de los cuales 350 los jugó defendiendo la camiseta del Sevilla. Fue convocado con la Selección aunque no debutó y, como entrenador, ha ganado dos Copas de la UEFA, una Supercopa de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España, siendo segundo entrenador de Juande Ramos y una Copa del Rey como entrenador del Sevilla.

Aprovechando su colaboración con Canal Sur Radio nos cita para charlar antes del partido de Europa League que enfrenta al Sevilla y al Estoril. Alto, en forma y simpático, nos habla de sus experiencias en el mundo del fútbol.

Pregunta: Tu caso es atípico ya que vivías en Alemania antes de probar suerte en el Sevilla. ¿Cómo te ficharon?

Antonio Álvarez en rueda de prensa (foto: Marca)
Respuesta: Bueno, yo nací en Marchena ya que mi padre jugaba en el Marchena. Cuando tenía dos años nos fuimos a Sevilla y con once emigramos a Alemania. Vivíamos en un pueblo pequeño donde éramos los únicos extranjeros, imagínate el colegio al principio cómo fue. Nos volvimos a España y al año siguiente nos volvimos a ir. Desde los catorce a los dieciocho años viví allí, tenía mi vida enfocada en Alemania, trabajaba y jugaba en un equipo de españoles, jugaba por diversión. Mi padre era el entrenador, tenía un poco de enchufe (risas), y mi padre me vería condiciones y habló con un antiguo entrenador del Sevilla, Pepillo, y con el presidente del Sevilla, Eugenio Montes Cabeza, y me consiguieron una prueba. Estuve entrenando con el Sevilla Atlético un mes y el entrenador de aquel entonces, Santos Bedoya, decide contar conmigo. Empecé jugando en el filial, el primer año no jugaba mucho, el segundo me hice con el puesto de titular y en la temporada 74-75 debuté con el primer equipo, en el último partido de liga, con el Sevilla ya ascendido, contra el Mallorca.


¿Siempre jugaste en la posición de libre?

No. Yo vine como centrocampista, vosotros sois muy jóvenes y ya los números no van con las posiciones, pero yo jugaba en la posición de diez. Yo era zurdo y era normalmente el encargado de hacer jugar al equipo. Quizás fuera algo lento y Santos Bedoya me colocó de líbero en el Sevilla Atlético, donde empecé a destacar, y conseguí subir al primer equipo.

Viendo tus inicios y los de otros futbolistas de la época, como Butragueño, ¿es posible que en la actualidad llegue a la élite alguien como tú lo hiciste, jugando por diversión?

Yo creo que ahora es un poco más complicado entre comillas porque ya existen muchas escuelas de fútbol, muchos equipos, y están todos los jugadores más que vistos. Cualquier niño que destaque es contactado por Betis o Sevilla, que son los que acaparan más jugadores.

No hay cabida para el romanticismo.

Suena a eso, a una historia romántica de otro tiempo. Aunque todavía hay casos, por ejemplo Antoñito, que jugó en el Sevilla jugaba en regional con veintiún años. Beñat también es similar. No se le puede decir a los chavales que si con quince o dieciséis años no están en un equipo importante no vas a llegar, ya que en el fútbol, los jugadores pueden evolucionar mucho de un año para otro, aunque lo normal es que ya esté en un equipo filial.

Volviendo a tu etapa como jugador, ¿cómo han cambiado los hábitos de los futbolistas, su alimentación, los entrenamientos?

Puff, ha cambiado todo muchísimo. Todo el tema de la preparación física se estudia día a día y lo que hace treinta o cuarenta años era lo mejor ahora resulta que lo es contraproducente. Nosotros entrenábamos con Roque Olsen, que era el preparador del equipo, y teníamos que cargas con sacos de quince kilos en los hombros y teníamos que correr, saltar vallas y subir gradas con los sacos a cuestas. Los estiramientos eran todos con rebote, que ahora está contraindicado. En la alimentación nosotros no estábamos tan controlados, no salía a la luz pública tantas cosas como ahora, nosotros comíamos lo que comía cualquiera en su casa. El día del partido comíamos normalmente sopa, pescado, carne, alguna vez arroz. Hoy día el pescado y la carne la comen alguna vez, pero fundamentalmente es arroz y pasta. Han cambiado los entrenamientos, las relaciones con la prensa; antes había tres medios y ahora hay treinta o cuarenta. Ha cambiado todo.

¿Había jugadores que fumaban?

Sí, sí. Hoy día habrá alguno que también, seguro, pero la difusión que había sobre el tabaco no es como ahora. Te decían que no era bueno pero no estaba tan estudiado, no se sabía. Hoy en día se sabe lo perjudicial que es el tabaco para el deporte.

La posición en la que tú jugabas, quitando categorías inferiores, ya no la suelen utilizar los entrenadores, ¿qué piensas al respecto?

Bueno, todavía se sigue manteniendo un poco, aunque ahora se habla mucho de sistemas de juego: que si 4-4-2, que sí 4-2-3-1... Hay una posición, que se asemeja a lo que era el libre, es el que está por delante de la defensa, que está para cubrir los huecos que deja el equipo, realizar ayudas, Busquets es un buen ejemplo. Quién sabe si dentro de unos años no vuelven las defensas con libre, el fútbol siempre está evolucionando, al principio se jugaba con cinco delanteros y tres defensas, todo cambia. Lo importante es buscar que el campo esté bien ocupado por los once jugadores, siendo el centro del campo, donde más jugadores se acumulan.

Si tú jugaras ahora, ¿te ves más de central o de mediocentro?

Mis últimos años en el Granada ya jugábamos con cuatro en línea, no hay problema. Una vez que tú te acostumbras a jugar en la defensa, te da igual si son cinco o cuatro.

¿Cuál fue tu mejor momento como jugador?

Yo he tenido muchos momentos complicados, he tenido que ganarme el puesto día a día entrenando a tope ya que el entrenador no me quería. Echando la vista atrás piensas que a lo mejor esos momentos te hacen más fuerte y con la confianza de sentirte importante en el equipo. Cuando empiezas es todo ilusión y se suelen cometer errores de colocación pero con el tiempo el futbolista madura, gana en experiencia, y con veinticuatro o veinticinco años es cuando el futbolista está maduro. Yo creo que desde el 81 al 87, que me voy del Sevilla, fueron mis mejores años, mi plenitud futbolística. Después me fui al Málaga y luego al Granada, donde me siento muy querido.

Un momento importante fue el de tu convocatoria con la Selección y tu lesión antes del debut. Se ha hablado mucho de ese día, ¿qué pasó?

Ya lo he explicado alguna vez. Yo creo que pude haber sido internacional antes, pero si no eras de Barcelona, Madrid o Bilbao, era muy difícil ser convocado. No fue hasta que Miguel Muñoz se hizo cargo de la Selección, después de pasar por el Sevilla, que me convocaron. Era un partido contra Islandia en Málaga, siempre nos convocaban en Madrid y los dos días antes nos íbamos a la sede del partido. Fue en el último entrenamiento, el del martes por la noche, ya en el partidito final, que voy a tirar a puerta, me desequilibran y doy con la punta del pie en el suelo y me doblo el tobillo. Era un esguince fuerte pero yo pensaba que no iba a ser para tanto. Después de ducharme se me hinchó, yo ya había jugado antes con lesiones, y esa noche fue un infierno. Por la mañana tenía el tobillo muy inflamado pero aún así yo quería jugar y pensaba que con un buen vendaje podría jugar, yo quería debutar. Yo me había callado, pero cuando llega el momento del partido y me ve el masajista para vendarme, que ya me lo había visto la noche antes, me dijo que eso no estaba para jugar. Yo dije que sí, que jugaba, y cuando salí al campo para calentar era imposible. No podía correr, al andar me dolía pero cuando empecé a trotar era un dolor insoportable. Claro, yo no sabía qué decir, porque lo tenía que haber dicho el día antes, por lo que al final dije que me había doblado el tobillo calentando. La pena fue que estaba en la alineación inicial y no pude jugar.

¿No te volvieron a llamar?

Sí, lo que pasa es que para ese partido yo era el único líbero, por lo que iba a jugar. Para el siguiente, que fue en Irlanda, nos convocaron a mí y a Maceda, y jugó él. Hizo un buen partido y además metió dos goles. Claro, para el siguiente partido volví a ir convocado pero jugó Maceda. Él se gano el puesto y el seleccionador creo que pensó que no le valía la pena llevar dos jugador específicos para esa posición y decidió llevar a un jugador que se pudiera adaptar, y se me fue la ocasión. Sin embargo si que jugué con la selección olímpica y con la selección B. Esos fueron mis periplos con la selección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario